Sólo la música que me gusta, me llega, me parece necesaria. Toda esa música que, con frecuencia, los medios se empeñan en impedir que escuchemos, pese a que, con mucha frecuencia, es la más valiosa.

sábado, 5 de enero de 2008

Jacques Higelin o el eclecticismo



Jacques Higelin pertenece a la misma generación de cantantes franceses en la que figuran Johnny Hallyday, Claude François, Eddy Mitchell o el inefable Antoine, artistas que implantaron la modernidad anglosajona (rock y pop, fundamentalmente) y llevaron su mimetismo al extremo de cambiar sus nombres, como en dos de los casos mencionados. La gran diferencia entre Higelin y los mencionados coetáneos es que, en ningún momento, perdió de vista el resto del amplio y tentador espectro musical, desde el jazz a la chanson.

Si es cierto que en algún momento estuvo considerado como un cantante de rock capaz de enardecer a las multitudes, desde el principio se cruzaron en su vida (en principio orientada hacia la profesión de actor) personalidades intensas y augurales, como el ecléctico guitarrista Henri Crolla, el providencial cazatalentos Jacques Canetti, Pierre Barouh o la genial Brigitte Fontaine, con la cual y con su marido, el músico franco-kabil Areski Belkacem, le liga una larga y fecunda amistad.

Desde su primera grabación, en 1967, con Brigitte Fontaine, hasta el directo en el ‘Bataclan’ editado en 2007, Higelin ha dado a luz 33 discos que constituyen un testimonio exhaustivo de su apasionado eclecticismo y de su entusiasmo artístico, que le han llevado a explorar innumerables territorios, generalmente con éxito.

En el vídeo interpreta la canción ‘Seul à Seule’, compuesta junto al gran Eddy Louiss, importante figura del jazz francés, que le acompaña con su inseparable órgano Hammond. El tercer músico en esta actuación insólita es André ‘Dedé’ Ceccarelli, gran figura europea de la batería. El tema fue compuesto para integrar un disco de la iniciativa Sol En Si (Solidarité Enfants Sida), promovida por Francis Cabrel, Michel Jonasz, Catherine Lara, Maxime Le Forestier, Maurane, Alain Souchon y Zazie.


Seul dans le silence
insondable de la nuit
Manhattan dans une chambre d'hôtel
somnifère contre l'insomnie
A quelle oreille confier le poids d'un chagrin
quelle rêveuse éveillée
entendra dans la nuit
battre mon cœur.

Le temps n'attend pas, il suit son cours
le temps n'entend rien aux chansons d'amour
insensible il passe et tire à bout portant
sur les marchands de souvenirs.

Où que tu sois je te retrouverai un jour
si loin que je paraisse, tu me retrouveras
au détour d'un rêve ou bien autour de la place
des retrouvailles
où l'on s'est vu pour la dernière
et la première fois de nos envies.

Seul entre les rails
de l'abandon, de l'oubli
déconnecté du monde extérieur
où tu recommences ta vie
Les sanglots longs des violons de l'automne
déposent en mon âme
le chant si monotone
de la douleur

Je voudrais pas claquer sans te revoir
sur le quai de la gare où tu m'as plaqué
sans un regret, sans un remords
pour la beauté
de nos corps à corps

Même si rien ne va plus, si les jeux sont faits
souviens-toi de la trouble attirance
des enfants de l'amour pour les jeux interdits
et n'oublie jamais
que la danse des âmes est inscrite au cœur
du grand livre d'or du bonheur

TRADUCCIÓN
Sólo en el silencio/ insondable de la noche/ Manhattan en una habitación de hotel/ somnífero contra el insomnio/ ¿A qué oído confiar el peso de una desilusión?/ ¿Qué soñadora desvelada/ oirá en la noche/ latir mi corazón?
El tiempo no espera, sigue su curso/ el tiempo no escucha nada de las canciones de amor/ insensible pasa y dispara a bocajarro/ a los mercaderes de recuerdos.
Allá donde estés yo te encontraré un día/ tan lejos como yo aparezca tu me encontrarás/ en el desvío de un sueño o bien alrededor de la plaza/ de los reencuentros/ donde nos vimos por última/ y primera vez de nuestros celos.
Solo entre los railes/ del abandono, del olvido/ desconectado del mundo exterior/ en el que tu reinicias tu vida./ Los sollozos largos de los violines del otoño/ depositan en mi alma/ el canto tan monótono/ del dolor.
No quisiera reventar sin volver a verte/ en el andén de la estación donde me aplastaste/ sin un sentimiento, sin un remordimiento/ por la belleza de nuestros cuerpo a cuerpo.
Incluso si ya no va más, si los juegos están hechos/ recuerda la inquietante atracción/ de los niños del amor por los juegos prohibidos/ y no olvides jamás/ que la danza de las almas está inscrita en el corazón/ del gran libro de oro de la felicidad.

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