Sólo la música que me gusta, me llega, me parece necesaria. Toda esa música que, con frecuencia, los medios se empeñan en impedir que escuchemos, pese a que, con mucha frecuencia, es la más valiosa.

domingo, 18 de marzo de 2007

Aute: nostalgia y erotismo




Miro el instante que ha fijado la fotografía,
ríes con la timidez de quien le avergüenza la risa.

Quince años que sujeto entre mis brazos
al compás del último disco robado.
Nada queda en ese trozo de papel, todo es alquimia;
veo que es la prueba más veraz de que todo es mentira.
Esos rostros ya no llevan nuestros nombres,
son dos máscaras perdidas en la noche,

pero, queda la música...

Siento que ese tiempo que se fue no ha sido nunca nuestro,
como cuando te miro y no logro recordar tu cuerpo.

No eras tú aquella insolencia de latido
que encendía mis deseos más prohibidos.
Creo que tú y yo no somos más que dos desconocidos,
otros, dos extraños que en el tiempo se han hecho asesinos
de esos dos niños de la fotografía
que, abrazados, van bailando por la vida,

pero, queda la música...






Anda, quítate el vestido las flores y las trampas,
ponte la desnuda violencia que recatas
y ven a mis brazos, dejemos los datos,
seamos un cuerpo enamorado.

Anda, deja que descubra los montes de tu mapa,
la concupiscencia secreta de tu alma
y ven a mis brazos, dejemos los datos,
seamos un cuerpo enamorado.

Anda, pídeme que viole las leyes que te encarnan,
que no quede intacto ni un poro en la batalla,
y ven a mis brazos, dejemos los datos,
seamos un cuerpo enamorado.

Anda, dime lo que sientes, no temas si me mata,
que yo sólo entiendo tus labios como espadas,
y ven a mis brazos, dejemos los datos,
seamos un cuerpo enamorado.


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